El increíble salto de una pulga

Testimonio de Andony Carlos Caal Coronado

 

Cuando le vi la primera vez  me sorprendió la chispa que había en sus palabras y en sus movimientos. Alegre y agresivo al mismo tiempo, parecía vivir defendiéndose de todos y luchando por ganarse el espacio que necesitaba para ayudar a su familia a sobrevivir. Él, sus padres y sus hermanas más pequeñas trabajaban en el basurero. Al momento de mi llegada me parecieron de las personas más acogedoras con las que me podría haber encontrado en un ambiente normalmente hostil.

Pasados un par de años, lo del pulga (por lo pequeño) me parecía una empresa imposible: un chico rebelde que pasaba de todo compromiso y al que los estudios le parecían una carga difícil de llevar.

No sé en qué momento ocurrió el milagro, pero en uno de los primeros días del nuevo ciclo escolar, él se acercó a la profesora de Lengua (una de las más exigentes del grupo) y le dio un abrazo…

El día de su graduación, pensaba justamente en el salto increíble que había significado para él haber llegado a alcanzar esta meta, cuando no hace mucho tiempo atrás, corría tras los camiones de basura para poder pasar el día, o la semana.  Un salto que es tan grande como para atravesar las dos orillas que separan una forma de vida de otra; de un mundo de pobreza y marginación, carente de oportunidades, a un mundo donde se puede vivir con dignidad,  tratando de ser mejor persona cada día.

He aquí unas líneas escritas por Andony y para cada uno de ustedes:

Sergio Godoy

Coordinador del Proyecto Comunidad Esperanza

 

Carta de Andony

«Espero que Dios nuestro Padre los esté colmando de bendiciones y que los acompañe en cada una de las actividades que realicen, ya que si tenemos la dirección de Él, podremos lograr grandes cosas.

Bueno, pues antes me presento: mi nombre es Andony Carlos Caal Coronado. Soy un chico que forma parte –gracias a ustedes – del proyecto Comunidad Esperanza. Quiero que sepan parte de lo que ha sido mi vida dentro de esta institución:

Yo ingresé a Comunidad Esperanza en el año 2004 y desde el momento de ingresar, mi vida cambió. Empecé a creer que tenía oportunidades para poder crecer, no simplemente en el aspecto material sino también como persona. Empecé a creer que Dios tenía un propósito para mí. Durante ese año estaba cursando primero básico en un instituto del medio, aún no sabía cómo era llevar una vida sin tener que trabajar fuerte para poder comer; muchas veces faltaba a clases por ir a trabajar para poder tener alimentos. Perdí mi curso ese año y había pensado que se terminaba ahí mi sueño de ser un profesional porque estaba consciente de que no me había esforzado lo suficiente.

Gracias a Dios me dieron otra oportunidad y pusieron mucha confianza en mí, por lo tanto no debía decepcionar nuevamente esa confianza. Empieza un nuevo ciclo escolar. La sorpresa era que el proyecto estaba creando un colegio y que yo estudiaría en él: el Colegio Nuestra Señora de la Esperanza, donde empecé nuevamente mi sueño.

Comencé así a escalar peldaños para alcanzar mi meta, gracias a todos ustedes que hacían posible que yo pudiera lograr mi anhelo y que pudiera imaginar y soñar por un momento que podía hacerlo.  Hasta ese momento era una meta a largo plazo.

Gracias a Dios gané todos mis cursos y pude salir de tercero básico. A estas alturas yo había dejado de trabajar y me estaba esforzando para pagarles bien a todas aquellas personas que aún sin conocerme confiaban en mí y creían que yo podría alcanzar grandes cosas. De hecho, el proyecto le brindó a mi madre un trabajo para que junto con ella toda mi familia saliera de esa vida para llegar a una nueva donde, claro, íbamos a tener dificultades pero tendríamos más y mejores armas para defendernos.

El Colegio creó una carrera en Bachillerato en Turismo y Administración Hotelera, y como a mí me gusta mucho la administración, comencé a estudiar ésta, conservando mi beca y echándole ganas ya que era una nueva etapa en mi vida. Por lo tanto, tenía que adaptarme para poder salir bien. Gracias a esta carrera adquirí muchos conocimientos, tanto de inglés como de turismo en sí. Tuve además, la oportunidad de conocer la mayoría de sitios turísticos con que cuenta mi Departamento de Alta Verapaz.

Ahora he finalizado esta etapa y estoy más que contento: realmente agradecido con todas aquellas personas que han hecho posible que yo pueda alcanzar una cumbre más en mi vida. Mi graduación de Bachiller en Turismo y Administración Hotelera.

Realmente les agradezco a todos ustedes la confianza y la fe que han puesto, no solo en  mí sino también en los niños que así como yo, están poniendo todo su empeño para salir adelante. De todo corazón y con una emoción grandísima les doy las gracias por quitarse en un momento el pan de la boca únicamente para ver a niños que puedan tener vida, para poder ver a personas que salgan del anonimato y puedan enfrentarse a la vida con toda la garra que esta requiere.

Pues nada, ésta fue parte de mi vida en Comunidad Esperanza, pero como les he escrito antes, no hubiera sido posible si ninguno de ustedes hubiera tenido esa bondad que atesora en su corazón para ayudar a otros.

Ahora, al poder graduarme no quiere decir que se acabó y que hasta ahí llegaré. Estudiaré nuevamente, pero ahora en la universidad, la carrera de Administración de Empresas Turísticas, y así seguiré. No me quedaré estancado en un mismo lugar, al contrario, seguiré luchando para que más adelante yo pueda ayudar de la misma manera a jóvenes y niños. Tal y como ustedes lo han hecho conmigo.

MIL GRACIAS de todo corazón, Dios los bendiga y les provea lo que necesiten. Recuerden que un día dijo que DANDO ES COMO RECIBIMOS.

Si me quisieran conocer o saber más de mí, se pueden comunicar conmigo a través de mi correo electrónico: fer_ferk2@hotmail.com.

¡Hasta pronto! Dios los proteja y bendiga siempre. Gracias por confiar en mí.

Atte. Andony Carlos Caal Coronado (pulga)».